Ficha de Laila

Nombre Habbo:
-terremotita-

Nombre del personaje:
Laila Hansen

Edad:
16

Familia:
Muerta

Nacionalidad:
Noruega

Personalidad:
Pues… suelo actuar como una persona muy activa, teniendo necesidad siempre de estar en constante movimiento. Me gusta hacer felices a los demás a través de múltiples sonrisas, puesto que pienso que suelen ser contagiosas. Pero también es aburrido hacerles felices. Me encanta tocarles las narices a la gente, aunque se cuando parar, odio que la gente me tome por quien no soy por un simple dia algo rebelde. Odio enormemente a los akumas y por eso tal vez pierdo esa pequeña luz que me caracteriza cuando lucho contra ellos. Pero sería completamente incapaz de herir a cualquier inocente. A pesar de todo, soy demasiado impulsiva en los combates, llegando a poder meter la pata según la ocasión.

Tiene algo encerrado en su interior, que responde al nombre de Yuuhiko, aunque prefiere que la llamen Yuu. Y como otro nombre, tambien tiene Mai. Es una persona bastante variable, normalmente tranquila y siempre preocupandose por los demás. Representa el sacrificio de noe.

Apariencia:
Mido cerca del 1’65, y tengo la piel muy muy pálida. Al igual que mi pelo, que tiene un color blanquecino del mismo color que la nieve de mi tierra. Sé que es completamente anormal, y por eso muchas veces me incomodan las miradas de la gente, pero siempre aparento que las ignoro. Mis ojos, anormales también, son de un intenso color rojo, recordando a los de un demonio. De esos que tantos hay por las calles. Tengo el cuerpo bastante femenino. Mi traje exorcista es un tanto extraño también, como prácticamente todo lo que hay en mi… La parte superior es bastante común, color negro con los botones y la insignia de la Orden en plata, con las hombreras y los bordes en plateado, con la diferencia de que es muy ajustada hasta la cadera, donde debería empezar el pantalón o la falda. Pero es todo un vestido, que cae libre hasta rozar el suelo. Hay un cinturón ladeado, también plateado, que se lo ciñe bien en las caderas. Normalmente está cerrada, pero cuando va a luchar abre las cremalleras que hay en ambos lados de la falda, hasta la misma cadera, quedando más arriba el lado derecho que el izquierdo dada la colocación del cinturón. Por debajo de la falda lleva un corto pantalón negro muy pegado a la piel, como si fuese de un material súper elástico, y unas medias hasta poco más arriba de las rodillas, negras. Y unas botas sin tacón negras. Las mangas, son muy largas, colgándole con las manos ocultas entre la tela, aunque lleva unos guantes negros también. La capucha, siempre la tiene o puesta o en la espalda cuando está en la Orden.

Rango:
Exorcista II.

Posesiones:
Unicamente, como enlace con su pasado, tiene un pequeño colgante que oculta bajo su ropa de exorcista. Es un aro, de plata, con una pequeña estrella en su interior, regalo de su hermana mayor. Tambien posee algo en su interior, sin que sea algo material o físico... Los recuerdos de una persona, de una sucesion de personas, que ella tarde o temprano continuará. Los recuerdos del decimo. Un noah en su corazón y su mente.

Dinero:
1.000 Guineas

Historia:
Me crié en el seno de de una pequeña familia. Una hermana mayor, una madre y un padre. Mi padre era conductor de carros en un pequeño pueblo, y siempre pasaba largas temporadas fuera de casa, dado el mal tiempo que siempre aparecía cuando tenía que volver de algún encargo… Mi madre, siempre fue una persona alegre y activa igual que como yo soy ahora, aunque según paso el tiempo, la vida hacia mella en ella. Cuando yo tenía sobre unos siete u ocho años y mi hermana unos quince… sucedió todo. Yo estaba tumbada en mi cama, ya que era la hora de acostarse. Por supuesto, como toda niña revoltosa no tenía nada de sueño, pero hacía frio, era invierno. Mucho frio. Oía la radio entrecortada del piso de abajo, donde mi madre estaba frente a la chimenea probablemente cosiendo. Mi hermana estaba ya roncando bajo su manta, cuando dos golpes secos sonaron en la entrada. La puerta tardó en abrirse, mucho más que el viento en entrar hasta mi cuarto, cosa que hizo que tiritase. Las palabras no llegaron hasta mis oídos en un principio, hasta que la puerta se cerró, y un grito inundó la casa. Mamá… Me metí bajo la cama, completamente asustada, mientras que mi hermana salió corriendo de la habitación en busca de mi madre, aun en medio de la niebla del sueño. Otro grito mas, sumado al todavía audible. Esos gritos de dolor y miedo sacudían cada célula de mi cabeza… Hasta que todo cesó. No podía respirar, no sentía mi corazón. Dudaba si quiera que estuviese viva. Estaba todo tan en calma… ni siquiera se oía el violento viento infernal.

Pum… pum… Esos pasos resonaron por toda la casa, pasos firmes sobre las escaleras de madera, y finalmente, frente a la puerta de mi habitación. Un jadeo, una respiración casi inhumana que heló mi sangre, pareciéndome calor el clima de afuera. Esos pies embarrados siguieron acercándose hasta pararse a los pies de la cama. Yo me quedé acurrucada bajo la cama, e intente salir a rastras por uno de los lados, hasta que de forma completamente horrenda, una cabeza apareció bocabajo justo delante de mi rostro, sonriendo con dientes tan afilados como cuchillos, sin que aun hubiese despegado los pies del suelo. Cara ensangrentada, ojos desorbitados y boca completamente abierta como las fauces de un tiburón. No tuve fuerzas ni para gritar.
Cristales rotos, mas pasos… Luz, un grito exasperado… Y un llanto. En medio de mi shock, pude ver una gabardina negra, una estrella de plata y una mano tendida hacia mí. Y luego… Un resplandor dorado en el bolsillo… y algo cálido en mis manos. Y finalmente, una expresión no tan cálida en la cara de mi salvador.

Después de eso, hay muchos años de mi vida que no recuerdo, donde solamente contemplaba imágenes borrosas, voces apenas audibles, movimiento y dolor. Muchísimo dolor. Sobre los… catorce años, con apenas un camisón y nuevamente siendo invierno… Rompí una ventana con el cuerpo y me precipité por el edificio. Tal era mi desesperación por escapar, que puse en peligro lo que jamás había considerado vida. Gracias a dios, la nieve estaba cuajada. Corrí y corrí, hasta que el acantilado empezó bajo mis pies. Crei frenar a tiempo… pero las rocas se desprendieron. Chillé, temiendo hundirme en esa dimensión tan negra y agresiva, con las fuertes olas rompiendo contra las traicioneras rocas, queriendo engullirme… La helada agua despertó mi cuerpo, pero poco a poco me sumió en un sopor sin dolor, aquel descanso que siempre había anhelado… Empecé a cerrar los ojos satisfecha, hasta que algo, me volvió a arrastrar a la superficie. La verdad, se hundió dentro de mí, y nunca me volví a marchar de ese lugar… Quizás la venganza sea mala, pero el dolor es aún peor, y más la impotencia de saber, que jamás podrías haber hecho nada.

Imagen:

Spoiler:

Ficha aceptada, ya te lo e dicho pero lo repito, me gusta mucho tu historia.

Rango actualizado y añadido Noah Interior

Dos cosas, debes elegir la pena o el dolor, ambas no puedes. Y tu numero de Noah asignado es el 10º asi que no pongas los recuerdos del 14º por que ese es Ryuzaki.

ah lol, como noah en el anime era el 14avo... o.o y el dolor y la pena no es lo mismo?

Aceptado. Y pena y dolor pueden ser lo mismo y a la vez no, asi que por eso cuentan como diferentes cosas.